¿A qué generación de consumidores nos dirigimos?
¿A que generación de consumidores nos dirigimos?
Por Carlos Enrique Mendoza
A. ©
A los receptores de la
comunicación, dentro del lenguaje publicitario, también se les reconoce como
target, target group, público objetivo, nicho, audiencia útil, entre otros.
Para el análisis de estos receptores
/ consumidores, los investigadores de mercado han generado taxonomías que a
partir de estereotipos permiten acercarnos a los imaginarios colectivos, y por
ende a como piensan nuestros receptores de los mensajes, para así cualificarlos
y cuantificarlos.
Pero hay una variable que
es el cambio. Y el cambio hace que los modelos de familia, los valores, las
tecnologías que se usan, las ideologías y las estructuras económicas cambien de
una década a otra. Por ello, los investigadores han determinado con el fin de
facilitar el estudio del comportamiento de las sociedades de consumo que cada
diez años, es decir cada década caracteriza a una “generación”, porque
comparten sucesos, hechos o acontecimientos globales y universales que “marcan”
de alguna manera su forma de ser. Esto da origen a lo que se conoce como
Generaciones de Consumidores.
Y como diría la teoría del
efecto mariposa, una realidad aquí afecta una realidad allá. Entonces quien
nace rodeado de unas condiciones específicas, cuando sea consumidor con los
años, tendrá unos comportamientos y una visión de la vida determinada.
Los mensajes publicitarios
sin importar si son analógicos o digitales van entonces dirigidos a individuos
con una actitud psicofísica única, que reconocen los sistemas que determinan su
conducta y que lo diferencian en intelecto, habilidad, moral y lenguaje entre
otros; por lo tanto es preciso tener en cuenta que un consumidor desea. Por
ejemplo un jean, varia según su diseño en el uso que se le da de acuerdo a las
predilecciones del consumidor, bien sea por gusto o por la necesidad de
aceptación dentro de su grupo, pero nunca como el publicista o el gerente de
mercadeo de lo quisieran ver.
Es importante decir que los mensajes publicitarios si bien no son personalizados, su lectura es uno a uno por cada uno de los integrantes del grupo
objetivo; y requiere por tanto, que los contenidos surjan y generen un proceso de adaptación de
carácter simbólico, formado mas a través de la experiencia, que a través de una
pretendida exactitud en el conocimiento de las conductas, hábitos y reflejos
condicionados de los consumidores, debido a lo cambiante de los mismos
Ahora bien , no basta
conocer la generación del consumidor, sino que hay que ubicarla culturalmente
en el planeta, y económicamente en su estrato socio económico, o poder
adquisitivo.
Definir el perfil
detallado de las personas a las que se desea persuadir es clave por lo que no
sobra determinar también a que tribu urbana pertenece.
Las marcas no compiten en
las en los puntos de venta sino en la mente de los consumidores, de ahí que sea
importante reconocer que en este punto no hablamos de cifras sino de personas
concretas, que piensan, actúan, tienen deseos y motivaciones y, que por su
carácter son incomprensibles, volubles y caprichosas, lo que las lleva a tomar
distintas actitudes no solo frente al producto, sino frente a la categoría
también. Aunque necesariamente y de cara al consumo tienen algo en común,
buscar satisfacción en el uso de los productos y por ende, en las variables
intrínsecas y extrínsecas que cada satisfactor ofrece dentro de su categoría
siempre y cuando se sientan identificados generacionalmente.
El reto: comunicarnos
multi generacionalmente en multi segmentos.
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